viernes, 9 de noviembre de 2012

LOS ZULOAGA EN LEÓN. FUENTE Y BANCOS PARA LA PLAZA DE LA CATEDRAL


La Catedral de León ha sido durante toda su existencia uno de los centros neurálgicos de la ciudad y, sobre todo, su símbolo más conocido. Las actuaciones en torno a ella han sido causa de grandes polémicas entre los leoneses, con enconadas disputas, a favor y en contra de las diversas obras realizadas tanto sobre el propio edificio como sobre su entorno.
La fachada principal, a Poniente, ha tenido siempre delante una plaza más o menos desarrollada, cuyas dimensiones actuales son prácticamente las mismas que se establecieron a raíz de que el cabildo ganase un pleito en 1579 en el que ya justificaba los derribos, las nuevas construcciones y el cambio de alineación afirmando que lo hacía “para adorno e decoro de la ciudad” [1] Por el Sur, siempre ha estado despejado el camino por conducir a una de las puertas del recinto amurallado, mientras que por el Norte se halla adosado el claustro y la cabecera se encuentra ya extramuros. Esta configuración se mantuvo en el tiempo sin apenas cambios, salvo por dos intervenciones menores acometidas a finales del siglo XVIII.
La primera de ellas es la instalación en 1789 de una fuente dedicada al dios Neptuno como parte de un programa de salud pública e higiene que procuró la instalación de 7 fuentes en diversas plazas de la ciudad [2]. El hecho de que la de mayor envergadura y monumentalidad fuese la radicada en esta plaza, nos indica que sigue siendo su centro neurálgico, a pesar de que el Concejo contaba con una Plaza Mayor desde 1677.
De esta obra, deriva la segunda que se acomete, puesto que se había desmontado la antigua fuente que formaba parte del cierre del atrio de la Catedral. En 1794, después de diversas vicisitudes, Sánchez Pertejo comienza un nuevo vallado perimetral en el que la rejería sería la protagonista, facilitando la contemplación del edificio con el menor obstáculo visual posible.[3] Este es el mismo vallado que puede ser contemplado hoy en día, pues las escasas modificaciones que se le han hecho, han sido miméticas con el original.
Se llega así a mediados del s. XIX en que, como es bien sabido, se inicia la enorme y azarosa restauración sobre el templo catedralicio siguiendo la corriente de moda europea, encabezada por Viollet-le-Duc. [4] Las obras sobre el edificio se finalizan en 1901 y se reinstaura el culto, pero el arquitecto Juan Crisóstomo Torbado, último encargado de las mismas, acomete también entonces, siguiendo al mismo teórico, el asilamiento del edificio, en pos de que pueda ser contemplado por todos sus ángulos sin que nada lo impida. Para ello, se derriba la denominada Puerta Obispo, constituida por una serie de estancias adosadas por el Sureste a la cabecera y que unen esta con el palacio episcopal. [5]
Como ha quedado patente con todo lo expuesto, existe una constante preocupación de las autoridades por conseguir una vista y marco idóneos para la contemplación del símbolo leonés por excelencia.


Figura 1.Plaza de la Catedral. Imagen procedente del A.H.M.L., hacia 1910.



A comienzos del s. XX, el modo de vida burgués da lugar a la aparición de avenidas y lugares de paseo ajardinados que ofrezcan en la ciudad un simbólico pero confortable espacio que rememore en el mundo urbano lo rural. De igual forma, las mejoras en infraestructuras permiten mayores y más frecuentes desplazamientos de viajeros, dando lo lugar a un incipiente turismo y surgiendo así la necesidad de embellecer los entornos, especialmente los de monumentos.

En una carta que el Alcalde de la ciudad remite en 1909 al Ayuntamiento, expresa el deseo de que se construya un jardín a lo largo de los lienzos Sur y Oeste que “sirva de pedestal” al monumento. [6]

El ángulo suroeste de la plaza se convirtió con todas estas intervenciones en el lugar preferido por lugareños y forasteros para la más amplia contemplación del monumento, pero la Fuente de Neptuno obstaculiza la visión íntegra y además, su estilo neoclásico no encaja ya en el ambiente que se ha dado al conjunto, por lo que se aprueba su traslado en 1913.
Es probable que la visita que realizó el 30 de septiembre de 1927 el Rey Alfonso XIII a León, en el transcurso de la cual asistió a una misa en la Catedral y la recorrió, [7] tuviera algo que ver en la decisión que el Ayuntamiento de la ciudad tomó de emprender una nueva remodelación en los jardines de la Plaza de la Catedral. Para esas fechas, según algunas imágenes parciales, presentaba un aspecto de maleza asilvestrada poco agradable y que además, debía dificultar bastante la protección del monarca y su esposa, constantemente amenazados.
El nuevo ajardinamiento se encarga al ingeniero jefe del Servicio Agronómico Nacional en León, D. José Galicia Alonso, y este elabora un meticuloso proyecto compuesto por planos, presupuesto y memoria en los que se describen minuciosamente las medidas de cada parterre, el color que han de tener los distintos macizos de flores, el tipo de plantas adecuados para el clima de León y una distribución de bancos con una fuente central. Un perfecto proyecto de jardinería y urbanismo circundante que tiene como prioridad el hecho de que se va a instalar delante de un Monumento Nacional, por lo que no puede incluir plantas de gran desarrollo que impidan su visión (incluso marca los existentes que deben suprimirse) y, “… por la misma razón la fuente y los bancos que han de ir de frente a la fachada principal han de estar en armonía con el valor artístico del monumento …[8]
No ha sido hallado ningún plano ni boceto original en el Archivo Histórico Municipal de León, sólo una copia realizada con la técnica de reproducción de planos denominada blueprint. Se haya adjunto a la memoria y presupuesto presentados originalmente a las autoridades municipales con la distribución urbanística de todo el conjunto.


Figura 2. Imagen de la copia del plano original del proyecto de 1927, procedente del A.H.M.L.

La memoria comprende la descripción de unos bancos y fuente realizados en cerámica artística, porque ya en octubre de ese mismo año D. José Galicia Alonso se ha puesto en contacto con el taller de la Viuda de Daniel Zuloaga e Hijos en los siguientes términos: Por encargo del Ayuntamiento de ésta estamos haciendo el proyecto para instalar unos jardines frente a la catedral, en los mismos va una fuente baja de un radio de 1,80 metros y 24 bancos de 2 metros por 0,50 mts. de ancho, y como la confección de ambas cosas es asunto que tu puedes hacer bien, te agradeceré me remitas un boceto o mejor dicho un dibujo de ambas cosas, y presupuesto de las mismas. Desde luego que quiero que tanto la fuente como los bancos hagan juego artísticamente con la catedral. [9]
El intercambio de fotografías, bocetos y presupuestos está registrado en el archivo del Museo Zuloaga, en San Juan de los Caballeros (Segovia) a través de las 15 cartas conservadas de ambos interlocutores. Lamentablemente, la ingente labor del inventariado de la documentación del Museo Zuloaga no se ha finalizado, por lo que sólo podemos ceñirnos a los datos que estas aportan.
Por ellas conocemos detalles como que el presupuesto del que dispone el Ayuntamiento hace que la idea original de poner 24 bancos se vea reducida hasta incluir sólo 8, lo que supondrá finalmente la modificación de todos los parterres del proyecto.
El presupuesto final de todos los elementos cerámicos será de 11.150 pesetas y se descartarán los reflejos metálicos porque supondrían un incremento del 20%.[10]
A finales de 1927 el encargo queda ultimado. El taller de la Viuda de Zuloaga e Hijos [11] elaborará unas composiciones neorrenacentistas usando los modelos que habían hecho célebre a su progenitor, a base de figuras mitológicas y elementos vegetales rodeados y entrelazados con grutescos y roleos, de intensos colores. La mayoría de ellos podemos encontrarlos en el famoso Palacio de Velázquez, en el madrileño Parque del Retiro. Todos los bancos fueron realizados con forma prismática con respaldo recto y una composición decorativa idéntica, a excepción del motivo central de la parte posterior del respaldo, que incluían distintas vistas de León: Dos vistas de la catedral, dos vistas de San Isidoro, una vista del palacio de los Guzmanes, una vista de la Plaza Mayor, una vista de la plaza del Grano y otra vista del desaparecido santuario de la Virgen del Camino. Las imágenes que sirvieron de inspiración a todas las estampas leonesas procedían de distintas postales que les fueron remitidas a tal fin por D. José Galicia. [12] A tenor de la documentación conservada, en la que se dan todo tipo de indicaciones para el montaje, descripción del contenido y numeración de las cajas enviadas y se alude a planos y bocetos que se adjuntan para facilitar la correcta composición de cada elemento, los Zuloaga no llegaron a visitar personalmente la ciudad en ningún momento.
La fuente por su parte, es descrita a través de la correspondencia con algunos detalles que han resultado de gran valor. Ya en la petición inicial se había establecido que tendría un radio de 1,80 m[13]. Para poder establecer el presupuesto final, se fija la altura del pilón en 0,20 m, dado que la visión de la imagen de la Catedral que adorna el fondo del plato será mejor[14]. Y en las instrucciones para el montaje, se aconseja colocarla sobre una base de 5 cm que hará de zócalo y se detallan las dimensiones de la columna central que adorna la fuente, de 1,40 m de altura, diciendo así mismo que se incluyen las tiras de azulejos para chapearla alrededor, alternando las azules y las amarillas[15]. Para su parte superior se realizó un capitel inspirado en uno recogido en el Museo de León con el número 1 de inventario, procedente según su ficha del Monasterio de San Benito de Sahagún, cuyo modelo constaba también entre los fondos del taller al menos desde 1914.
Un mes más tarde que la fuente, llegan a León los ocho bancos y es remitida carta acompañándolos, con las indicaciones del contenido de cada caja y dando noticia de un planito en acuarela para su montaje.[16]
Del resto de la correspondencia, se infieren los detalles sobre la realización del pago de la obra y el arreglo de diversos detalles sobre piezas que llegaron rotas y hubieron de ser repuestas.
Como curiosidad, se debe mencionar que en febrero de 1928, los Zuloaga escriben a Juan C. Torbado, amigo de la familia y arquitecto municipal de León, para solicitarle información sobre el proyecto, a lo que el citado les envía respuesta diciendo que bien poco sabe del tema porque no se lo han encargado a él, sino al ingeniero. Les encomienda eso sí, que presten especial cuidado al cocer los materiales, para que resistan las heladas.
Si bien en el acuerdo inicial se había solicitado que el trabajo del taller habría de estar terminado para la segunda decena de marzo, que era cuando se pensaba instalar, sabemos por la fechas de las cartas que se concluyó en la segunda mitad del mes de mayo de 1928.


Figura 3. Imagen procedente del AHML. La plaza en 1928, recién acabada la instalación.

La novedad de sus llamativos colores y formas debió resultar sorprendente para los leoneses de la época y fue objeto de chanzas y debates, como se desprende de un librito de la época muy popular. [17]
Tras la Guerra Civil, a lo largo de la década de los 40, la ciudad de León sufrió profundas transformaciones urbanísticas. Entre estas, se estableció un nuevo programa de jardines en el entorno de monumentos con una imagen de cierta uniformidad entre ellos, por lo que este también fue remodelado. A pesar de la ausencia total de noticias al respecto en las instancias municipales, se ha podido constatar que el jardín estaba siendo desmantelado en marzo de 1944, gracias a una de las imágenes que el Archivo de la Base Aérea de la Virgen del Camino puso a disposición del Ayuntamiento de la ciudad para formar parte de la Fototeca municipal y con las que se realizó una exposición pública en abril de 2011.
El vaso de la fuente no fue trasladado, sino enterrado bajo un pequeño túmulo sobre el que se situó años más tarde una farola cuya base de hormigón se asentó en el lugar donde antes habían estado la columna y el capitel, de los que nunca más se ha sabido. Habiéndose dado por perdido también el vaso, fue hallado en el transcurso de la nueva (y hasta ahora última) reforma que se hizo en 1997. Para poder ser retirada, los azulejos fueron desmontados de su armazón y recogidos en un almacén municipal.
Los bancos fueron arrancados de su lugar original completos, base incluida, y colocados en su nuevo emplazamiento en los jardines de lo que hoy en día es la residencia de la tercera edad “Virgen del Camino”, que había sido construida en 1915. Cuatro de ellos se encuentran situados en similar disposición a la original en un espacio circular delante de la puerta de acceso principal. Los otros cuatro, se alinearon a lo largo de la fachada del edificio que puede verse desde la calle de San Mamés.
A pesar de ser unos grandes desconocidos incluso para los leoneses, son también unas piezas queridas y admiradas por quienes sí saben que existen, quizá por lo insólito y escaso de este tipo de obras en la capital leonesa.
Aunque finalmente han podido ser recopiladas diferentes imágenes de la Plaza de Regla entre 1928 y 1944, el esfuerzo para conseguirlas ha sido titánico pues raramente han sido publicadas. Además, todas ellas dan una imagen sesgada y parcial del conjunto.
Es por ese desconocimiento general por lo que no ha sido posible conformarse con la recopilación de los datos y la escasa documentación existente al respecto.
El primer paso, ha sido la digitalización del plano de proyecto original de 1927 dado que contenía las cotas y escalas necesarios para poder llevarlo a cabo.
Una vez hecho, se ha cotejado con la digitalización del urbanismo existente hasta 1997 y se ha podido constatar que los límites de la zona ajardinada se mantuvieron prácticamente intactos, salvo por la alineación de la esquina sureste.
De este dato, se ha deducido que si bien la distribución de los parterres y la colocación de los bancos fue cambiada, la configuración del espacio urbanístico había sido ejecutada ya en 1928 y mantenida intacta después de 1944.
Contando con ello y con las escasas imágenes parciales recogidas, ha sido posible establecer una aproximación también digital al proyecto que verdaderamente se ejecutó.


Figura 4. Planimetría digital del proyecto de 1927.           



Figura 5. Recreación del proyecto ejecutado en 1928.

Los bancos se hayan a la intemperie desde su instalación y su patología es diversa y crítica. Por citar algunas de sus lesiones, a parte del hecho de grandes pérdidas de material y reparaciones desafortunadas que han resultado aún más dañinas, son visibles la suciedad, las sales en las juntas, la pérdida de vidriado y de color, las exfoliaciones y disgregaciones y las deformaciones de la pasta o bizcocho.
La completísima información técnica que sobre todos los aspectos del trabajo del taller de los Zuloaga incluye la tesis doctoral de D. Abraham Rubio, ampliamente citada aquí, sería suficiente para acometer los aspectos técnicos de una eventual intervención para su recuperación.
Su deterioro aumenta cada año y las pérdidas son visibles entre las distintas series de fotografías que personalmente he realizado en los últimos años.
Por esa razón, me ha parecido conveniente llevar a cabo una reconstrucción virtual en 3D de cómo pudo ser el conjunto levantado en 1928,  partiendo de un plano digitalizado plausible y gracias a las facilidades que la tecnología pone hoy a nuestro alcance. Por un lado, da una imagen de las piezas que lo componían y, en un segundo lugar, pero no menos importante, permite su difusión como el conjunto que fue.

Estas son imágenes del resultado, que aún no ha sido posible poner a libre disposición pues se haya en proceso de encontrar la forma más accesible para todos de hacerlo.









[1] CAMPOS SANCHEZ-BORDONA, M.D.; PEREIRAS FERNÁNDEZ, M.L. (2005). Iglesia y ciudad, su papel en la configuración urbana de León: las plazas de San Isidoro y Regla. León.
[2] SANTOS VALERA, S. (2004): “Fuentes públicas en la ciudad de León”.  Argutorio. Nº13. pp. 8-10
[3] MORAIS VALLEJO, E. (2008): “El atrio de la Catedral de León. Edificación, polémica y reclamaciones de una obra singular de finales del siglo XVIII”. De Arte. 7. pp. 167-192.
[4] GONZALEZ-VARAS, I. (1993). La Catedral de León. Historia y Restauración (1859-1901).León.
[5] PONGA MAYO, J.C. (2009): León perdido. Construcciones singulares desaparecidas en la ciudad de León de 1800 a 2000. León
[6] A.H.M.L. Caja 1289. Sección: Secretaría. Serie: Plaza de la Catedral: Construcción de un jardín
[7] A.A.V.V. (2000). El siglo de León. Crónica de cien años 1901-2000. León.
[8] A.H.M.L. Sección Obras Antiguas. Caja 12312. Carpeta 17. Legajo 29
El proyecto lleva fecha del 23 de Noviembre de 1927, pero se encontraba en esta carpeta bajo el título “Ampliación del jardín de la Catedral” del año 1929. Contiene copia del Plano original del Proyecto y no existe anotación alguna al respecto de las modificaciones que se realizaron, pues no fue finalmente ejecutado con esa distribución como se aprecia en las fotografías de los años 30.
La razón de que exista esta carpeta es que, según el informe que contiene, en un primer momento no se ejecutó todo el tramo del lado Sur, que se realizará en estas fechas.
[9] RUBIO CELADA, A. (2005). De la tradición a la modernidad: los Zuloaga ceramistas. Tesis doctoral UCM.
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 1. Carta fechada el 4 de octubre de 1927.
[10] RUBIO CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 4. Carta fechada el 14 de diciembre de 1927
[11] El famoso ceramista Daniel Zuloaga, había fallecido en 1921. Sus 3 hijos, Juan, Esperanza y Teodora continuaron con la tradición ceramista iniciada por su padre manteniendo el taller abierto hasta 1949.
[12] RUBIO CELADA, A.(2005). Íbidem.
De las tres postales inventariadas en la citada Tesis, una es precisamente la de la Plaza Mayor, que es el único respaldo que en la actualidad ha desaparecido casi íntegramente, lo que ha servido para hacer un montaje figurado en la reconstrucción.
[13] RUBIO CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 1. Carta fechada el 4 de octubre de 1927.
[14] RUBIO CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 4. Carta fechada el 14 de diciembre de 1927.
[15] RUBIO CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 5. Carta fechada el 11 de abril de 1928.
[16] RUBIO CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 6. Carta fechada el 5 de mayo de 1928.
[17] BUJÍA Y LAMPARILLA (1929). Guía cómica de León. León.

6 comentarios:

  1. Un trabajo enorme. Muchas gracias por compartirlo con nosotros. ¿Y el Siguiente?, Un saludo.

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    1. Muchas gracias por tu amable comentario. El siguiente? Cuando menos te lo esperes :)

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  2. Enhorabuena por el trabajo. Un placer leerlo y aprender. Saluditos.

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    1. Muchas gracias. Ha sido un placer y una bonita sorpresa ver tu comentario

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  3. Esto sí que es un blog de nivel. Enhorabuena y ánimo con ello. Siento no haber podido estar en tu visita a Madrid. Saludos!

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    1. Muchas gracias Javier. Como ya has podido comprobar, lo maravilloso de los blogs es que los haces a tu medida, ofreciendo tu visión de las cosas. Los comentarios, mails y aportaciones de quienes lo visitan es lo que los enriquece. Compartir para aprender.
      Espero poder verte en otra ocasión. Saludos y mucho ánimo con el estupendo trabajo que estas haciendo.

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